Es considerada la mujer más bella de todas, aunque también la más vengativa y vanidosa.
Su nacimiento no fue muy común, ya que nació de la espuma del mar que se creó cuando Crono cortó y tiró al océano los genitales de Urano, su padre.
Zeus temía que, por su inmensa belleza, los dioses del Olimpo comenzasen una rivalidad que acabase en guerra por poseerla, por lo que la casó con Hefesto (dios del fuego y de la forja), quien no era visto como una amenaza pues era un dios feo y deforme. El dios la colmó de joyas hechas por él y más regalos deseados por cualquiera, pero Afrodita, no contenta con ese casamiento, se buscó amantes.
Uno de ellos fue Ares (dios de la guerra), el cual poseía una naturaleza violenta que la diosa amaba. Llegaron a enamorarse, y yacían juntos cada noche mientras Hefesto trabajaba, hasta que un día, Apolo (el dios sol, y dios de la música) los descubrió, y como odiaba las infidelidades se lo contó al marido de la diosa, que dejó caer su forja y sintió que las fuerzas le faltaban. Tras agradecer su sinceridad a Apolo, ideó un plan, y se puso a confeccionar una red con hilos de oro casi invisibles, pero que ningún humano ni dios podía romper.
Esperó a la noche, y habiendo colocado la red el la cama de su esposa se ausentó. Ares llegó y cuando se metieron en la cama cayeron el la trampa, donde pasaron días atrapados, soportando las burlas de los dioses que invitaba Hefesto para que vieran la infidelidad de Afrodita y se rieran de ambos desnudos.
Cuando fueron liberados, Ares se fue a librar una guerra, mientras que Afrodita se retiró a una isla, en donde dio a luz al hijo fruto de ese amor, Cupido (dios del amor).

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