miércoles, 26 de octubre de 2016

EL ORIGEN DE LOS DIOSES DE LA MITOLOGÍA GRIEGA

Al principio de los tiempos sólo existía el Caos, y de él se creó Gea (personificación de la Tierra).
Gea se sentía sola y aburrida por lo que decidió crear a Urano (el cielo) para que fuese su compañía y amante.
De su unión se crearon los 3 hecatónquiros (gigantes con 100 brazos y 50 cabezas), pero a Urano no le gustaron y los arrojó al Tártaro (profundo abismo usado como mazmorra de sufrimiento). 
Entonces Gea tuvo a los tres cíclopes, pero Urano, temiendo su fuerza los mandó también al Tártaro.
Gea, desesperada, creó entonces a los 12 titanes, pero Urano también tuvo miedo de que pudiesen destronarle, y cuando fue a encerrarlos en el Tártaro, Gea trazó un plan con su último hijo, el titán más pequeño, Crono (el tiempo). Esa noche cuando Urano iba a yacer con Gea, Crono, que se hallaba escondido, salió pillando por sorpresa a su padre y cortó su miembro viril. Lo lanzó al agua, y de él y de su sangre nacieron Afrodita, las furias, las ninfas, los gigantes y todos los seres vivos del mar.
Urano terriblemente dolorido maldijo a su hijo con su misma suerte, sería destronado por su hijo más pequeño, y dicho esto, se escondió dentro de Gea con intención de no volver a salir.
Crono se casó con la titánide Rea (la fertilidad), pero el temor por lo último que le dijo su padre fue creciendo cada día más.
Cuando tuvieron a su primera hija, Hera (diosa de la familia), Crono la cogió en brazos y se la tragó entera. Rea sufrío durante muchos años, pero Crono se comió a todos sus hijos nada más nacer. A Deméter (diosa de la agricultura), Hestia (diosa del hogar), Poseidón (dios de los mares) y Hades (dios del infierno o submundo). Pero cuando Zeus (dios del rayo) nació, Gea escondió a su nieto y Rea envolvió una piedra en una manta, que Crono se tragó de un bocado pensando que era su hijo.
Zeus fue criado por una ninfa (no se sabe exactamente cuál) en una cueva, de donde no salió hasta alcanzar una edad adulta. Llegado ese momento, acabando de descubrir quién realmente era, se fue en busca de su padre, quien inconscientemente fue envenenado por su propio hijo, y obligado a vomitar a cada uno de los hijos que se había comido, y así lo hizo, en orden inverso al que lo había hecho, y como los dioses son inmortales, salieron todos vivos.
Crono así fue derrotado, y a partir de ese momento los dioses fueron libres, y de ellos y sus amantes nacieron todas las demás criaturas que se conocen en la mitología griega.


Resultado de imagen de primera y segunda generacion de dioses de la mitología griega

miércoles, 19 de octubre de 2016

Apolo y Dafne/Daphne

Apolo era uno de los hijos de Zeus y Leto (hija de los titanes Ceo y Febe), y era considerado el dios de la música, de la poesía, de la luz y de las artes adivinatorias. A lo largo de su existencia había tenido numerosos romances tanto con mortales como con ninfas y diosas.
Un día comenzó a burlarse de Eros, más conocido como Cupido, por ser un niño alado con pañales que vuela lanzando flechas. Éste se sintió humillado por el arrogante dios, y decidió darle una lección.
Un día, Apolo se encontraba cazando en el bosque, cuando vio a lo lejos una bellísima ninfa, que se llamaba Dafne. Eros, que estaba espiando al dios, decidió aprovechar el momento y disparó dos flechas. La que disparó a Apolo era de oro, lo que producía un apasionado amor. Sin embargo, a  Dafne le disparó con una flecha de plomo, cuyo efecto era todo lo contrario, y comenzó a sentir odio y repulsión hacia el dios que se había enamorado de ella.
Apolo empezó a perseguir a la ninfa allá a donde iba para conseguir su amor, pero ella, bajo los efectos de la flecha de plomo, huía como podía de él.
Un día, al llegar al río Peneo (dios y padre de Dafne), estaba ya agotada de tanta huida, y al ver que el dios estaba a punto de alcanzarla, pidió ayuda a su padre. Éste, que sentía un gran deseo de ser abuelo, le suplicó a su hija que se casase con Apolo, pero Dafne sólo quería seguir el ejemplo de Artemisa (hermana de Apolo y diosa de la caza y la castidad/pureza), y mantener su virginidad para siempre. Peneo, teniendo compasión de su hija, decidió hacer lo único que podía salvarla, y la convirtió en un árbol, el laurel.
Cuando Apolo al fin logró alcanzarla, vio como los miembros de su amada iban quedándose rígidos, sus brazos se convertían en ramas, sus pies echaban raíces y sus cabellos se convertían en hojas hasta que su cabeza se convirtió en la copa de un hermoso árbol.
Afectado por lo que acababa de suceder y pensando en cuánto la amaba, prometió que ella sería su árbol, el que le representara siempre. De esa manera, sus hojas adornarían su cabeza y la de aquellos guerreros, atletas, poetas o cantores que triunfaran, convirtiéndose en símbolo de triunfo y victoria.
Fue tanto su amor por ella que acabó entregándole su inmortalidad al olivo, y permaneció a su sombra hasta morir ya anciano.

Escultura barroca de Bernini (1622-1625) de la escena en que Apolo alcanza a Dafne mientras ella se convierte en olivo.